El Alma
Tan Grandiosa
Dios Dijo:
¿Con qué derecho sufres?
Podrías decir que estabas instalado y que el sufrimiento llega a ti, aunque te gustaría volver a pensarlo.
¿Ocurren eventos no deseados?
Sí. Y aún así,
¿no puedes ser el sauce que se tuerce y no el roble inflexible?
Tú piensas que la vida debe ser de cierto modo.
La percibes como buena o mala, correcta o incorrecta, amado.
Juzgas a la vida.
Por lo tanto, tú propones el sufrimiento.
Por ejemplo, por un lado, ves que la muerte del cuerpo es inevitable.
Por el otro, te aferras a los cuerpos, el tuyo y los de tus seres queridos, aunque el cuerpo sea tan poca cosa y el alma sea tan grandiosa.
Sí, en cualquier medida, el juicio es una gran carga.
Cuando consideras que algo está mal, estás desconsolado.
Muchas emociones están en juego.
¿Realmente quieres tener semejante lista de emociones de la cual elegir?
Cuando ves algo como ofensivo, percibes naturalmente que te debes oponer.
¿Y qué es la oposición sino resistencia?
¿Y a qué te lleva la resistencia sino a la tensión, y adónde te lleva la tensión sino a más tensión y sufrimiento?
Compara esto con una comida puesta frente a ti.
Puede que no te gusten las zanahorias cocidas, por ejemplo, pero no tienes que protestar contra ellas.
Y si están en tu plato, ni siquiera tienes que protestar por comerlas.
En la vida, de la misma manera, no siempre es posible pedir lo que esté afuera del menú.
Amado, todos tendrán seres queridos que abandonan sus cuerpos.
Alguien experimentará el tener poco dinero.
A alguien le hablarán enfadados.
Alguien perderá un anillo de diamantes.
Alguien chocará con su auto.
A nadie le gusta nada de esto.
Nadie esta encantado.
¿Pero es un requisito que
tú también te sientas mal?
¿Debes agregar sufrimiento a lo que ocurrió?
¿Debes estar destrozado?
Has sufrido por cosas muy insignificantes y las has agrandado.
Hay penas y penas.
Cuando algo más importante como una calamidad sucede, por otro lado, ves lo insignificante que es aquello por lo que antes sufrías.
A veces, amado, te das el gusto de sufrir, como si el sufrimiento en sí te diera consuelo.
¿Tendrás en cuenta que el sufrimiento es una actividad suplementaria, y que realmente no tienes que participar demasiado en ella?
Reúne más alegría que sufrimiento.
¿Harías eso por mí?
¿Qué bien te proporciona sufrir?
No digo que actúes como si estuvieras contento cuando se te está partiendo el corazón.
Digo,
¿Tiene que dolerte tanto, o con tanta frecuencia?
El sufrimiento no tiene que ser una forma de vida.
No tiene que ser lo primordial.
No debe ser un cartel para pegar.
No es una medalla para colgarte.
Se supone que no debes cargar con una cruz. No lo necesitas.
No quiero que la tengas.
No debes soportar una carga.
Se supone que no debes llevar cargas.
Descárgate, amado. Incluso cuando la vida es dura, ¿también debes ser duro contigo?
Si no puedes prescindir del dolor,
¿puedes prescindir del enojo, la culpa, la envidia, el resentimiento y otras emociones que afectan algunos de tus días?
Si no puedes prescindir de la pena,
¿tampoco puedes encontrar alegría?
¿Sale el sol y puedes verlo?
¿No quedan todavía un cielo y un horizonte a los cuales mirar?
¿Y estrellas que titilan y una luna blanca?
¿Y no hay un Dios que te ama con todo Su corazón y a Quien tú también puedes amar?
Traducido por: Cecilia Ricardin
Yo soy Amor
Yo soy Amado/a
Yo estoy Enamorada/o
Yo soy una Unidad con la Luz
Yo soy una Unidad con el Espíritu
Gemma & Ismael
Emisarios del Amor y de la Paz.
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