La película está inspirada en episodios de la vida del padre Mario Pantaleo. El estreno del film protagonizado por Graciela Borges y Jorge Marrale .
Las Manos es una película inspirada en episodios de la vida del Padre Mario Pantaleo (Jorge Marrale), un cura nacido en Pistoia (Italia) y radicado en la Argentina, que guiado por los misterios de la fe tiene "poderes" para diagnosticar y sanar enfermedades a través de la imposición de manos.
La lucha del Padre por levantar su obra, los recelos del poder, el cariño de la gente, todo se refleja en el contundente melodrama elaborado por Alejandro Doria. El realizador, junto a Juan Bautista Stagnaro, imponen desde el guión una dificil pero exitosa mezcla de sencillez, inteligencia y dramatismo.
Todo en Las Manos es fruto de un trabajo pensado al milímetro, desde la música de Federico Jusid y los acertados rubros técnicos hasta la labor seria y exacta de Jorge Marrale, como el bondadoso sacerdote, y Graciela Borges como Perla, a quienes secundan un interesante reparto donde sobresale el veterano y siempre exquisito Duilio Marzio, como el obispo que al comienzo mira con recelo la labor del cura italiano, ordena investigarlo y finalmente acompaña la inauguración de su parroquia.
Las manos es un necesario mensaje que retoma el siempre conflictivo pero no menos fecundo diálogo entre el cine y la espiritualidad para afrontar el misterio de la divinidad. Imposible es también olvidar las reyertas de las autoridades de la Iglesia con cada film de Buñuel, Pasolini, el primer Fellini o Yo te saludo María de Jean-Luc Godard pero todos ellos, al igual que Wajda, Olmi, Tarkovsky, Bresson y Zanussi han tomado la imagen como valor directamente ligado a lo invisible. Cuando consultamos al gran Zanussi (miembro de la Comisión Pontificia para la Cultura), sobre la resistencia de la Iglesia ante tantos grandes trabajos, meduloso y reflexivo dijo: "la Iglesia, en cuanto institución terrenal, tiene grandes debilidades y una de ellas es que entiende muy mal el lenguaje de las imágenes. Encuentro a obispos y cardenales que, muchas veces, en el campo de la cultura son completamente ignorantes y faltos de interés ante la fascinación del arte. No es casual que en el siglo XIX se diera el gran divorcio entre fe y arte". Pero también anotó, a diferencia de los problemas con la ciencia que tuvo el padre Mario, que hoy ésta se permite hablar del misterio sin señalar solo certezas.
Humana y sencilla, pero no por eso menos profunda, es Las Manos de Alejandro Doria. Film que homenajea a ese hombre bueno tantas veces resistido que, con su amor al semejante, reafirmó su devoción e infinita fe.
